domingo, 26 de abril de 2015

EL JARDÍN DE LA IRONÍA



A MI MADRE


La puerta de la vida fue mi madre,
aquella que lo dio todo por mi,
a quien le debo todo lo que soy,
de la que tantas cosas  aprendí.

Esa tierna viejíta sonriente,
que nada me pedía, solo besos,
a cambio de colmarme de atenciones,
calada de cariño hasta los huesos.

Nadie me quiso igual, con tanta fuerza.
celebrando en la sombra mis progresos,
cuando pude volar la deje a un lado,
insensible, olvidando sus desvelos.

A los demás fueron mis atenciones,
mientras sumida en la monotonía,
entregada por mi sin condiciones,
cuidaba de mi ropa y mi comida.

Otra vida haría falta para errores,
por compensar a quien me quiso tanto,
que aguanto sin quejido sinsabores,
 de mi ingrata  ceguera e injusto pago.

La juventud no sabe de consejo,
sencilla mente pasa, nos olvida,
la vida nos lo cobra siendo viejos,
con la historia en nosotros repetida.

Perderla en este mundo fue un castigo,
la sensación de “solo” causo daño,
un día de la madre no es buen  pago,
quien pudiera abrazarla todo el año.



El mudo


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