jueves, 30 de abril de 2015

LEY DE VIDA



Cuantas veces me acuerdo de mi madre, su alegría al verme, siempre intentaba besarme, abrazarme, su interés por todo cuanto me pasara, sus cuidados y todo lo que fue capaz de dar por la familia y por mi.

Yo el clásico niñato esquivo incapaz de darme cuenta la apartaba sin darle oportunidad de abrazarme haciéndola ver que era pesada; Solo me preocupe de divertirme, salía de casa y al volver siempre estaba allí, preocupada, esperando despierta.

Siempre con mi ropa limpia, planchada , mi comida casi a la carta, todo en su sitio, sin problemas de pagos, luz, agua o hipoteca ; Cada vez me acuerdo mas de ellos, cuanto daría por enmendar tanto error, por hacerles los regalos que no les hice, por dejarles darme todos los besos y abrazos que me perdí por necio.

Sus santos y cumpleaños para mi pasaron desapercibidos, solo me preocupe de los de la niña de turno o impresionar a sus padres con detalles mucho mas merecidos por los míos, al fin y al cabo esas personas nunca hicieron nada por mi, aún así todo mi tiempo era para ellos, los mejores momentos también, sin pensar en la gran injusticia que cometía con los míos.

Hoy que soy padre siento lo mismo que debieron sentir ellos pero es tarde y caigo en la cuenta, ya no hay remedio, porque ya no están, y queda en mi conciencia ese peso del niñato que no valoro lo que tenia cuando debió.

Me quiero consolar diciéndome a mi mismo que es ley de vida, pero al mismo tiempo reconociendo mi error pienso que es una pena de ley.

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