viernes, 15 de mayo de 2015

LA HISTORIA SE REPITE





Pedir perdón clavado de rodillas, mirando al cielo, que fácil es pedir perdón ante un Dios de escayola con la mano tendida en posición de perdonar, con un cura hipócrita, cómodo, servil e ilustre comensal, expedidor de certificados de perdón y parcelas en el paraíso.

¿Cómo sabéis que se os perdona? será que el ídolo asiente con su cabeza ante la demanda, puede ser el cura representante de Dios en la tierra quien da fe a cambio de la limosna para los pobres creados por la codicia de los que se aporrean el pecho los Domingos a una hora especifica. El perdón no se obtiene así, no hay cruces suficientes para tanto ladrón arrepentido de última hora, pero si abra látigos para tanto sacerdote mercader.

Cuéntaselo a Dios, en un monte, una habitación o subido en un árbol , cuéntale que hechas a los desvalidos de sus casas por no poder pagar tu tributo, porque les quitas el trabajo para que no lo puedan hacer, .cuéntale las argucias de las que te vales para entrar en algunas camas a cambio de alguna mensualidad atrasada, dile que eres un oportunista de reconocida usura, también que eres incondicional de los tres ángeles negros del siglo veinte, que desprecias a seres humanos por no apoyar el espoleo y la explotación, dile que te sientes superior al resto, que  paseas tu opulencia por delante del hambre o que tu riqueza la debes a tu trabajo.

Eso no lo puede perdonar un cura común, por muy amigo que sea, eso hay que contárselo cara a cara a Dios, ese que no quiere amigos solo hombres justos, ese que no es de escayola, la fe no tiene cuerpo, fe es el único clavo al que se aferran los indefensos ante tanto ladrón sin arrepentir, y tanto cura misericordioso sin licencia moral para perdonar en nombre de un Dios que no respeta.

Como tantos vivís equivocados y engreídos en vuestra falsa bondad y buen proceder, con un perdón ficticio que os deja impolutos para seguir cebándoos en la gran despensa de la pobreza, la desesperación y el hambre de los desposeídos .

Con la riqueza amasada y la ayuda de los sacerdotes mercaderes, habéis fabricado agujas a medida por las que pasan manadas enteras de camellos.



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