La música a los jóvenes solo los mueve,
ellos quieren escucharla y no consiguen hacerlo, la música no les dice nada,
los tiene atrapados hasta madurarlos, les divierte les entretiene pero no les
habla.
Jóvenes sin vivencias, retozones,
sabiondos, descubridores de recetas ya olvidadas en un mundo saturado de
descubridores que buscan algo nuevo en las cenizas de pasado, en las que solo
encuentran más cenizas.
Pero siempre es mejor buscar músicas que
pólvoras nuevas, siempre serán mejores seres sensibles nuevos que duros
muertos, del pasado solo se saca pasado, de los muertos más muertos pero de la
música recuerdos, vivencias, fechas, caras, experiencias, tristeza alegría.
Llega al cavo de los años como
conciencia para hacernos recordar tantas cosas, es como un marcador en nuestras
vidas.
Hoy después de tantos años ya me habla
la música, me trae aquello que casi olvide, me dice lo que fui, lo que soy,
donde estuve, lo que hice y porque, me recuerda tanto.
Cuando menos lo espero, en el lugar más
inimaginable suena una música que me transporta a un lugar de mi pasado y ante
mi mente se presentan recuerdos y mas recuerdos, agradables, amargos,
divertidos tristes.
La música en los seres con el paso del tiempo se
transforma en conciencia, por eso no
habla a los jóvenes, solo les agita hasta haberlos hecho maduros, solo les
mueve y los entretiene.
A mí, a mí ya me habla la música.
A mí, a mí ya me habla la música.
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